A contracorriente
Tribunas de la plebe

Yolanda Encinas
2021-07-17
La Semana Negra casi siempre se ha ubicado cerca del mar, un buen binomio, literatura y mar, ese mar que tanto ha inspirado a los poetas y que lo sigue haciendo. Este año retorna al Puerto Deportivo, pero yo aún recuerdo la primera Semana Negra que se celebró en el Musel, pues aquellas instalaciones portuarias parecían sacadas de la mejor novela negra, y hasta el clima fue desapacible. Recuerdo que cuando llegué al recinto de aquella primera edición, una bruma espera cubría todo el evento de fiesta y literatura allí montado, los debates se desarrollaban en un ring de boxeo, y las pocas librerías presentes estaban ubicadas en unos contenedores. Además recuerdo un cine, la carpa del circo de Ángel Cristo y un puñado de bares. También había conciertos por la noche y podías encontrarte con los escritores invitados en aquella edición.
Hoy el número de escritores que acuden a este certamen de literatura policiaca es muchísimo más numeroso, así como el número de librerías que le acompañan, dejando hueco además al fotoperiodismo, al comic, a la literatura negra, histórica o a la ciencia ficción; y a muchas reivindicaciones de calado social. En una edición de esta feria del libro especializada, me acerqué por primera vez al stand de ediciones Trabe y hojeé los primeros libros en llingua asturiana, o coincidí con el desaparecido Juan Cueto, y recuerdo cuando a diario informábamos en la radio de los acontecimientos que allí se celebraban: debates, estreno de películas, conciertos esperados, o la concesión cada edición del premio Hammett, que lo entrega la Asociación Internacional de Escritores Policiacos y que distingue a la mejor novela de este género escrita en español. Cada año un Tren Negro llega a la ciudad desde Madrid en el que viaja la mayor parte de los escritores invitados y en el que se celebra el primer debate.
Me congratula que este año haya estado presente en la Semana Negra la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Yolanda Díaz es una persona con un profundo conocimiento de su trabajo y de su gestión, a quien da gusto verla y escucharla, siempre con una sonrisa sana y espontánea, con mano izquierda, pero nunca hay por su parte una declaración desafortunada. Es sin duda la mejor ministra de trabajo de nuestra democracia, y una estupenda candidata a ser lo que quiera. Y es una demócrata con mayúsculas. Gente sabia, que te enseña y que no te das cuenta que te ha convertido en otra persona.
Los organizadores del certamen negro saben muy bien que intentar vivir el presente es nadar a contracorriente hoy en día.