Abortada y sin nombre
Asturias no tan negra

Arantza Margolles
2022-07-09
Sabemos que se llamaba Manuela, y poco más, la mujer que abortó por los palos recibidos por un vecino en el pueblo llanerense de Bonielles. Entonces, ¿y ahora?, las mujeres contábamos poco
Del subtítulo del presente entiéndase contar, claro, por su tercera acepción en el diccionario de la RAE: «tener en cuenta, considerar»; no por la segunda: «referir un suceso verdadero o fabuloso». Eso, contar, sí que lo hemos hecho las mujeres toda la vida, desde el albor de los tiempos; pero en lo otro, que contasen con nosotras, ya sí que hemos estado un poco más cojas. En 2022, en Estados Unidos, seis jueces (de nueve en total, solo tres mujeres entre ellos) deciden ilegalizar el derecho al aborto libre de millones de mujeres anónimas; en 1781, en Llanera, un protocolo notarial firmado por Francisco Rodríguez Miyeres habla de una abortada involuntaria sin mencionar siquiera su apellido, porque para qué.
Ya nos ven: con el superpoder de la invisibilidad, ayer, cuando Manuel Godoy era apenas un púber, y hoy, con su falaz recuerdo como el poco escrupuloso amante de una reina caprichosa. Pero al grano. Se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Asturias un curioso documento que narra que en la parroquia de Bonielles, en Llanera, allá por 1779, se había formado trifulca entre Juan Rodríguez Golmaire y Francisco Díaz Valdés, mal avenidos vecinos, con sus conjuntas, sin más nombre en el escrito que el de su mujer. Baste y sobre. Por desavenencias que no vienen al caso se dieron de palos, algunos más en el caso de Manuela, que así se llamaba —y más no sabemos— la de Francisco, embarazada a la sazón y hasta ese preciso momento.
«Tantos golpes le dieran que le causaran aborto», firma el notario Miyeres. Los Golmaire quedaron presos y dieron guerra en el pleito durante los dos años que mediaron entre el triste suceso y la elaboración de este escrito que les leo ahora, hasta quedarse arruinados los unos y los otros de tanto papel, de tanto abogado y de tanta historia. «Se desisten y apartan de dicho pleito», dice el protocolo. «Como si nunca se hubiera hecho ni fulminado» el pleito, se entiende, no así la integridad física de la pobre Manuela. Mencionada de refilón en la historia, como de casualidad. Hay cosas que nunca cambian.