Con esta luna: desde un bar de taxistas de la noche a policial fantástico
La aventura de escribir

Marcelo Guerrieri
2022-07-10
Nueve escritores invitados a la SN hablan de la escritura de sus libros; de la chispa que la motivó, las procelosidades de su proceso de documentación o las dificultades y obstáculos encontrados durante la redacción y cómo se resolvieron, con vistas a aconsejar y ayudar a escritores noveles o que aspiran a serlo. Comenzamos con Con esta luna, de Marcelo Guerrieri.
Entre cafés de madrugada y observación participante, durante meses fui al bar de una estación de servicio en Buenos Aires a hacer entrevistas a taxistas de la noche. Después de las preguntas y el marco teórico, escribí la investigación antropológica que originalmente motivó todo aquello. Fue entonces, en ese ambiente nocturno, que empecé a armar mi novela Con esta luna.
La primera escena la escribí de un tirón, y pensaba que en realidad iba a ser un cuento. La motivación surgió de la necesidad de explorar los momentos de transición, de cómo en momentos en que la cosa se estanca nos pegamos esa patada imposible a nosotros mismos para salir del limbo. Y ahí le pasé la pelota a Moreira, el personaje principal, un solitario que recala en el bar Córdoba. Se concentra en el estudio, eso lo lleva a estudiar de madrugada en el bar. A partir de eso conoce a quienes frecuentan el Córdoba, su familia postiza en el momento de transición en que se encuentra. Y de pronto se le abre otro mundo, ya no está tan solo, tiene un nuevo grupo de pertenencia. Ahí aparece Andonaegui, un taxista, que en un momento le dice: «unos se meten a la religión; otros, con la merca. A mí el tacho me salvó. El taxi a la noche». O el Gato, que también está como alelado y es un yogui que hace trabajos de altura, colgado de andamios en las cimas de los edificios. Son personajes que en el inicio de la novela están como en pausa y el pulso vital de la novela va por ahí, las formas que encontramos para salir de las situaciones de estancamiento.
Otro aspecto que quería explorar era la narración oral. Lo que pasa cuando nos juntamos y alguien cuenta una anécdota. Hay una base que se va transformando con cada contador que se apropia de la historia y la reinventa. El escenario de un bar de taxistas me servía para esto. Ahí está Andonaegui otra vez, que siempre cuenta una anécdota que empieza igual: «Iba a llevar a dos pasajeras a Andonaegui al mil…». Pero después la historia siempre es diferente. Me detuve en estas escenas a trabajar esos detalles que aparecen en la narración oral, donde es tan importante lo que se cuenta como el tono, los silencios, la gestualidad, el ambiente, los sonidos alrededor mientras se va contando, todo ese entramado de la escena que compone también la anécdota que es única e irrepetible, como una obra de teatro en la que cada representación es única a pesar de que la obra es la misma.
Para componer el relato, partí desde el ambiente y los personajes y desde ahí fui al género. Ahí apareció el policial. El conflicto central, el motor de la narración, es un enigma: la desaparición de uno de los taxistas, el Jorobado. Lo mismo con los recursos estilísticos con los que busco propulsar la historia: las voces y el mundo extrañado de los personajes me fueron motivando para ir hacia otra búsqueda, a dar ese paso hacia lo fantástico, ligado a los mitos populares, en un cruce entre campo y ciudad, en la figura del monstruo, que busqué trabajar desde el lugar de la tensión extrema entre energías antagónicas. El monstruo encarna en sí mismo la polarización de ser bestia y humano al mismo tiempo, esa tensión extrema lo transforma en monstruo. Es una entidad que condensa el motivo de la novela.
Otro recurso que exploro en Con esta luna es la intertextualidad. Las narraciones de la cultura popular, tanto del cine, la música o la literatura, me interesan como recursos para armar puentes con el lector. En la novela hay alusiones a casi treinta canciones, de géneros muy diferentes, algo que conecta con lo ecléctico de la novela. Con las pelis trabajé igual. Aparecen escenas de películas que a la vez me servían para componer la historia, para sumar a lo que sucede en la trama. El epígrafe, por ejemplo, es un diálogo del Juan Moreira de Leonardo Favio, cuando la parca lo viene a buscar y él se sorprende porque es de día: «¡Cómo morir con sol! Yo creí que iba a ser de noche. Yo te esperaba una noche». Este diálogo condensa el motivo de la novela, la lucha entre opuestos, esta tensión entre polos que hay en esa escena: la noche y el día, el sol y la luna, la vida y la muerte.