Cuando el malo no es tan malo

Juan Infante
2021-07-12
Nueve escritores invitados a la SN hablan de la escritura de sus libros; de la chispa que la motivó, las procelosidades de su proceso de documentación o las dificultades y obstáculos encontrados durante la redacción y cómo se resolvieron, con vistas a aconsejar y ayudar a escritores noveles o que aspiran a serlo. Hoy, Sospechosos, de Juan Infante.
En la novela de enigma, en la policiaca, y en general en la novela negra, el protagonista suele ser un policía o un detective. Los ejemplos son múltiples. También, aunque en mucha menor medida, el protagonista es un abogado, como Perry Mason o Michael Haller, una juez como Mariana de Marco o incluso una forense como Kay Scarpetta.
Sospechosos es mi tercera novela, cuyo protagonista Tomás Garrincha rompe esa tradición. Se trata de un hombre de historial delictivo, retirado del hampa bilbaína, que precisamente se requieren sus servicios por haber estado al otro lado de la ley.
El apartarme de la investigación clásica me permite que la relación de Garrincha con la policía se mantenga con toda la tensión de policía-delincuente.
Garrincha no perdona la legalidad y en Atrapado, El precio del silencio y Sospechosos, mis tres novelas con Garrincha de protagonista, incurre en delitos graves para poder resolver los asuntos que se le encomiendan.
No llega a la amoralidad de Tomás Ripley, pero intento conseguir que el lector, como con el personaje de Patricia Highsmith, quiera que gane, que salga victorioso y se salve de la policía y la justicia.
En Sospechosos la trama criminal, además de la tensión y la acción propia de las novelas del género, exige averiguar quién ha sido, whodunit, manteniendo en vilo a Garrincha, a la Ertzaintza y al lector hasta el final.
Siempre me ha gustado las novelas clásicas de enigma, las de la golden age, y en esta he intentado mantener el suspense hasta el final.
Incluso yo mismo, hasta casi terminarla no supe quién era el asesino, porque todos eran Sospechosos.