Descenso a lo absurdo
Tribunas semaneras

Carlota Suárez
2023-07-11
A mi condición de cronopia convencida va implícita la práctica y defensa de lo absurdo. Sin embargo, me confieso superada por la extravagancia desmedida de la que estoy siendo testigo involuntaria. Mi asombro ha tocado fondo en estado gaseoso. Me refiero, lo crean o no, a un pedo público de color azul.
La ventosidad añil ha sido retransmitida en directo, a través de las redes sociales de una influencer que, con el trasero en pompa, anunciaba que iba a ser madre de un varón. No les quepa la menor duda de que la influencer se ha hecho famosa, el vídeo viral y la práctica del pedo anunciador, tendencia. Como resultado, los pedos de colores están a la altura de los clásicos detalles bautismales de cerámica, en forma de chupete o patucos.
Vivimos una realidad de modas e intimidades expuestas, por lo que no debería sorprenderme ver las celebraciones relacionadas con la llegada de un bebé transformadas en grotescas parodias. Sí me sorprende y escandaliza la dicotomía hipócrita que supone, en una sociedad que presume de educar a los niños sin limitarlos por estereotipos de género, las Gender Reveal Parties, donde se asigna una identidad de género al bebé en un escenario de tartas, bodies y globos rosas o azules.
Sufro un atragantamiento grave de baby showers y gender reveal parties, importadas en lenguaje y contenido de las culturas americanas y anglosajonas. Creo que han llevado a una competencia insensata y a la pérdida de perspectiva. A modo de desahogo (están pensando en pedos de colores, no lo nieguen), quede aquí esta reflexión sobre la hipocresía de estas celebraciones, que son solo el punto de partida para que los bebés sean reducidos a objetos de comparación y divertimento ajeno. Porque la flatulencia añil es la presentación de un nuevo protagonista en la vida de sus padres, que documentarán y compartirán cada uno de sus avances con orgullo y más o menos creatividad. Pero esto merecería otra columna.
He tratado de imaginar lo que algunos escritores de nuestra lengua pensarían de esto, si hubieran vivido para verlo. Admito que Cela ha sido el primero en venirme a la cabeza y estoy segura de que habría colapsado las redes con elaboradas propuestas de ventosidades multicolor, multicadencia y multisintonía. Sin embargo, me gustaría cerrar este texto con un pequeño juego cortazariano y surrealista, donde intento poner el absurdo al servicio de la creatividad.
Instrucciones para tirarse un pedo de colores
Olvidando los motivos, centrémonos en la forma correcta de tirarse un pedo de colores, entendiendo esto como una emisión gaseosa que no caiga en el escándalo, ni insulte al olfato. El pedo común o corriente consiste en una contracción del ano y un sonido eruptivo acompañado de gases, estos últimos al final, ya que el pedo se disipa en el momento en que uno se ventila enérgicamente.
Para tirarse un pedo de colores, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un unicornio cubierto de purpurina o en esas auroras boreales donde la magia brilla en todo su esplendor. Para asegurar el resultado, colóquese maquillaje del color elegido alrededor del ano.
Cuando llegue el momento de la flatulencia, deberá estar tumbada, con el trasero en pompa y la cámara que retransmitirá su hazaña orientada de forma correcta, a fin de evitar repetir la toma. Duración media del pedo, unos segundos.
Recuerde, en este acto de expulsión gaseosa, es importante mantener el decoro y la originalidad. Experimente antes de la emisión pública, con diferentes tonos de azul o rosa, en función del sexo del bebé, pero siempre respetando los límites del buen gusto y la higiene.