El Soho de Xixón
La Gorgona del Coroña

Pilar Sánchez Vicente
2022-07-09
¿Te suena aquello de barrio rico, barrio pobre? Vete a Cimavilla. La calle Vicaría la divide en dos, el barrio de los Remedios y el de la Soledad. El de los Remedios es el de los palacios, la playa y la virgen tras la reja. El de la Soledad es el pescador, el del puerto, y la virgen a la que te puedes acercar, el popular. Ahora dobla un plano de la ciudad a la mitad y verás dos perfiles urbanos bien diferenciados que se corresponden.
La fachada marina de la zona Este coincide con el Arenal de San Pedro o actual playa de San Lorenzo, mientras que la del Oeste se divide en la Dársena portuaria, actual puerto deportivo, y el Arenal del Paseo, ahora playa de Poniente. Un nombre benidormiano este que ofende al anterior, pues era conocida como la playa de Pando cuando la reina Isabel II y la Chata, la infanta campechana, venían a baños. Y tuvo casetas en el XIX, antes que balnearios San Lorenzo. ¡Que se sepa!
El Este ocupa las márgenes del río Piles y crecido al amparo del Nordés, ese viento inhóspito, tuvo siempre un carácter residencial, incluso señorial en el soleado Somió. Al otro extremo, en la zona Oeste, el Natahoyo fue creciendo con la industrialización como barrio obrero. La cercanía al puerto de El Musel y la llegada del ferrocarril hicieron que desde 1850 decenas de fábricas se instalasen en los márgenes del Pilón, dando trabajo y comida a miles de personas: la Algodonera, la Curtidora, la Sombrerera, de cerveza, de gaseosa, de chocolate, de loza, la de vidrio de donde salieron las primeras botellas de sidra…
¿Dónde se iba a ubicar definitivamente la Semana Negra? Exacto.
La chimenea ubicada en Poniente que ves camino del recinto ferial es mudo testigo de aquellas fábricas que ya no existen. Saluda con respeto al pasar. Pero no solo se concentraron aquí las fábricas y los astilleros, también ciudadelas y barriadas obreras de las cuales quedan vestigios en las calles adyacentes al recinto ferial. Las verás si sabes mirar.
Y si el Natahoyo fabril siempre fue reivindicativo, el naval supuso un paso más allá. Cantábrico y Riero, Juliana y Duro Felguera llenaron de monos azules sus calles y las sirenas de los astilleros marcaron su ritmo vital a partir de los años 60. De 1984 a 2009, la lucha por evitar su desaparición hizo arder las calles. Tan amargas y épicas fueron las batallas como romántica la epopeya de su derrota. Sobre ese suelo, defendido palmo a palmo pones tus pies y se asientan las carpas.
Sangre y metal.
Pero los tiempos han cambiado y el Natahoyo se ha convertido en el motor cultural y solidario de la villa. Están Las Naves como aglutinador cultural, aquí tien la sede Puru Remangu y la editorial Hoja de Lata con Dani Prendes y Laura Sandoval, el fotógrafo Pedro Timón, tienen sede la productora de Vera Rober y el cineasta Ramón Lluis Bande, viven los actores Alberto Rodríguez, Félix Corcuera y Maxi Rodríguez, los músicos David y Juan Carlos Varela, artistas como Miren Manterola o Eusebio Llorca, escritores como Oscar Paniagua y Charly Castañón, las escritoras Vanessa Rodríguez, Laura Marcos, Christine Lage y esta que suscribe… y me quedan un montón en el tintero.
Dicen que hasta la alcaldesa se vino a vivir acá, aunque igual solo fue para estar más cerca de la Semana Negra…