Esta web utiliza cookies propias y de terceros para una mejor experiencia de usuario.

Al acceder acepta nuestro ACUERDO LEGAL y POLITICA DE COOKIES.
Si ha accedido por error y quiere salir de forma segura haga click aquí.

XXXVI EDICIÓN
07 AL 16 DE JULIO DEL 2023

Logo
  • INICIO
  • AUTORES
  • VIDEOS
  • A QUEMARROPA
  • GALARDONES
  • EDICIONES

Síguenos:

Empezar con filosofía


2022-07-09

Los avatares de los hombres de la Escuela de Frankfurt en las Américas: nada menos que este fue el tema de la primera actividad desarrollada en la Carpa del Encuentro durante la XXXV Semana Negra; una mesa redonda sobre filosofía con la participación de Alejandro Gallo, el austríaco Stefan Gandler y Ramón del Castillo. Lo que los Marcuse, Adorno, Horkheimer o el malogrado Benjamin aportaron a la reflexión crítica sobre la realidad en un momento de auge del fascismo, en el que la frustración por el encanallamiento estalinista paralelo de la Revolución soviética obligaba, explicó Gallo, «a buscar nuevas fórmulas, nuevas soluciones a los problemas del mundo», cobra más vigencia que nunca en un momento parecido, en el que volvemos a necesitar soluciones para una combinación de apoteosis de fuerzas siniestras e incapacidad de las fuerzas progresistas para enfrentarse a ellas.

El exilio estadounidense de aquellos filósofos, y sus derivadas en México, fueron el interesantísimo objeto de interés de las intervenciones de Del Castillo y Gandler. El primero ilustró al público sobre el choque que supuso para ellos el contacto con los filósofos y los demócratas estadounidenses, con quienes en muchos casos mantuvieron una relación conflictiva. Hablaban, explicó, lo que sería calificado por sus críticos como «un lenguaje esópico», de «cosas sencillas dichas de una manera secreta, con una jerga dialéctica que desconcertaba mucho a los demócratas americanos». Por otro lado, se encontraron muchas veces con el horror de que «los alemanes eran menos antisemitas que muchos americanos que conocieron». Y por otro, les desagradó el cine, tema de especial interés para Del Castillo: vieron, explicó, «en películas que mucha gente ama una maquinaria de disciplinación, de cosificación, y de cosificación en nombre de los sentimientos» que ya habían conocido en Alemania, donde las películas nazis también instrumentalizaban un «sentimentalismo afectado». Comprendieron tempranamente «el potencial del capitalismo mediático, el poder de la cultura y el fetichismo de la mercancía en la cultura».

Gandler desarrolló la pregunta elemental de la Escuela de Frankfurt: cómo fue posible que los nazis llegaran democráticamente al poder en un país con una izquierda y un movimiento sindical fuertes. Aquellos filósofos, explicó, se dieron cuenta de que «Marx ya no era suficiente: era importante, seguía vigente, pero no explicaba al cien por cien por qué una parte importante de la población alemana y de otros países de Europa se iba a la extrema derecha». Aquellos hombres comprendieron que hacía falta «una crítica específica del mundo ideológico» que se desprendiera del mecanicismo marxista según el cual lo económico segrega lo ideológico. «La dependencia no es directa, sino que hay una relativa autonomía», expuso, para seguidamente adentrarse en los excursos frankfurtianos sobre el concepto de cosificación. En cómo «todos somos tratados como cosas por los capitalistas en sus cálculos; también los obreros, las trabajadoras, son considerados cosas que se compran y se usan igual que otras cosas», hay una base capitalista del fascismo que llevará ese principio al extremo de los campos de exterminio, cosificación última de los seres humanos: en los campos, estaba prohibido, recordó Gandler, llamar muertos a los muertos. Debían ser llamados Puppen, palabra alemana que significa «muñecos» o «maniquíes». La lucha antifascista, proclamó para cerrar su intervención y la mesa, es ante todo «una lucha anticosificadora».

PORTADA

Contacto:

Oficinas:
Calle Álvaro de Albornoz, 12, Bajo
33207 Gijón - Asturias (ES)
+34 985 160 934

  • AVISO LEGAL
  • PORTAL DE TRANSPARENCIA
  • DIRECTORIO