Gijón como Acapulco
La penúltima de Teobaldo

Teobaldo Antuña
2021-07-13
La primera reflexión el domingo, tan soleyeru, era la diferencia entre los jóvenes que saltaban alegremente desde el muelle y los que desbocaban los caballos de las motos acuáticas, ignorantes de la mar, amenazando con poner en guardia a los de salvamento.
Unos días después comentaba el paralelismo —valga la hipérbole— entre Gijón y Acapulco con Fritz Glöckner, mexicano, escritor, editor, librero, conversador a torrentera, y padre de una Frida. «Los clavadistas tenían, en principio, la misma intención que los saltadores gijoneses, exhibirse ante su enamorada. Luego allí se fue convirtiendo en profesión. El segundo punto de conexión es la profundidad de la mar, elemento indispensable para su actividad».
La conversación fue varias veces interrumpida por salir a fumar, una periodista y un cliente erudito, «Yo leí un libru tuyu en la biblioteca del mio pueblu, la Pola Siero» —deja reservada una novela para más tarde—. Luego tenía Glöckner que acompañar a Paco Ignacio Taibo Dos Palitos a la carpa central, para que nos contara la historia de Mordejai y sus compañeros en el gueto de Varsovia.
Tengo allí uno de los recuerdos más impactantes de entre los muchos que me ha producido la Shoah. Los nazis lo arrasaron, después de matar las personas que no queden sus recuerdos. Modernamente se reconstruyó una oficina de farmacia en la que habían ayudado a muchos a escapar del horror. Me tocó la visita junto a una excursión de bachilleres hebreos. Entre su bullicio juvenil, vi a uno llorando desconsoladamente ante una vitrina. Pensé que sería ante la foto de algún familiar; respeté sus lágrimas, cuando se fue vi que en realidad eran ante una pastilla de jabón, destino crudelísimo de muchas de las víctimas. Lástima que estas enseñanzas no les sirvan para respetar a sus vecinos.
«Gijón y Acapulco, a través de sus puertos se abren a la mar, y eso cambia su perspectiva arcaica, se abren al mundo. Acapulco desde los conquistadores, Gijón desde el negocio del carbón. Acapulco se convirtió en el primer destino turístico de México y lo fue durante mucho tiempo; en los años 50 tuvo un festival de cine mundialmente reconocido». Por sus calles pasearon todos los actores, todas las actrices, directores, mercaderes y técnicos de la industria peliculera universal. «Gijón, desde 1988, es referente internacional con la Semana Negra, no hay ciudad de su extensión en todo el mundo que haya contemplado tantos miles de escritores. Podemos asegurar que, en cada caso, han tenido, en cineastas y literatos, la mayor densidad del planeta por metro cuadrado».