La Selmana del Diañu
Diario de un Exorcista

Jesús Palacios
2023-07-13
¡Lo sabía! ¡Era cierto! Dios nos coja confesados, pero tenía yo razón en insistir al Santo Padre, al Colegio Cardenalicio, al Arzobispado, a mis superiores de la Orden y demás autoridades religiosas, vaticanas y locales, en ser enviado a Gijón con secreta misión inquisitorial: ¡la Semana Negra es la semana del Diablo! Más aún, como concentración explícita de herejes, blasfemos, descreídos y ateos procedentes de todos los rincones de la comunidad, es una demostración fehaciente de que Asturias mesma no es sino el Principado, sí, pero de Belcebú, primero después de Satán y príncipe de todos los demonios. ¿No se explica así que ni los moros pudieran con ella? Se nos dice que fue debido a su patriótica a fuer de cristiana valentía y tozudez astur, pero me inclino yo a creer que más bien debióse a su pacto con Satanás. ¿La prueba definitiva? Aquí la tienen:
Nun fai dos díes, digo, no hace dos días aún que uno de los sabios sapientísimos de ese nido de anticlericales que es la Universidad de Oviedo, el profesor Xulio Viejo (sabe más el Diañu por Viejo que por Diañu…) se atrevió sin pudor alguno a descubrirnos con orgullo que el origen de la llingua asturiana como tal, a la que antaño erróneamente llamábase bable o vable (y béibol con cierta coña), se manifiesta de forma fehaciente en un documento del siglo XII, datado en 1141, durante el reinado de Alfonso VII, firmado por un clérigo de nombre… ¡Pelayo Exorcista! Justamente de esa mesma fecha aproximada disponemos también de un manuscrito con leyendas sobre la Catedral de Uviéu, conservado en Cambrai, Francia, en el siglo XIX, donde se describe con pelos y señales el exorcismo llevado a cabo sobre una joven, apenas más que una neña, llamada Oria, con toda probabilidad oficiado por el mesmo Pelayo Exorcista. Interpelado el diablo por mi colega medieval, para que abandonara el torturado cuerpo de la probe mochacha, contestóle de esta guisa: «¿Cómo voi perdela? Miániques nun salgo d’ella. Aprendí-y toles llingües, llevéla percima de tolos montes y llombes, concedí-y tola gloria del mundu, viaxó conmigo más acullá de la mar; palacios d’oru pa ella avié, pa ella fixi de caballu y de mensaxeru; instruyíla nel axedrez y nos xuegos d’azar, entamé pa ella torneos de caballería, aprendí-y xuegos y cantares, aruméla con munchos arumes, vistíla d’amatistes y púrpura, afechéla con munchos colores, conque nun la voi dexar». Es decir: en puro y duro asturianu, demostrando así que esta ye una de las llinguas favorita y mesma del demoniu. De este finalmente exitoso exorcismo, quedaría también testimonio en la misteriosa gárgola simiesca que figura en una de las fachadas de la Catedral de Ovieu, al decir de algunos retrato mesmo del diañu que poseyera a Oria, bautizada después como María, en honor de la Nuestra Señora.
¿Creen ustedes que el susodicho filólogo y lingüista se sintió avergonzado o contrito por tan terrible descubrimiento? ¡No y mil veces no! Por el contrario gustóle el chascarrillo y fixo-y gracia tamaño suceso demoníaco. Presumió, adornando el so discursu con chistes sobre Fray Guillermo de Baskerville (otro blasfemo franciscano, producto de la mente del impío Umberto Eco), alabando cómo Satanás inventa lenguas para poseer con ellas a los hombres, hasta el punto de celebrar la chanza con la sacrílega frase, puesta en la mesma boca del Diañu: «¡Voi imponevos el vable!». De aquí, concluyó el endemoniado experto, el carácter fartucu, ruidosu, bebedor, blasfemador, chanciosu y paganu, del Oriente al Occidente, del pueblo asturianu.
Normal que la prensa denuncie que «El «abecedario del diablo» hace estragos en un instituto de Asturias» (ultimahora.es 2019/04/09), que encontremos con facilidad en Internet entradas como “videntes rituales satánicos pactos con el diablo en Asturias” (milanuncios.com), que en mitad del Valle de Ardisana el caminante inadvertido se tropiece con una estatua del mismísimo Diañu Burlón, obra del escultor D. Pedro Bueno (encima con recochineo…). Y lo peor, lo que da pavor, es que la llingua asturiana, ye bella y pegadiza, se te mete bien adientro y ensin enterate yá la tas falando. O sea, que tienes el Diañu’n cuerpu. ¿Ai, Señor, pero qué me ta pasando?…
Trescripción de D. Jesús Palacios,
Hermanu legu de la Compañía de Xesús,
Secretariu de la Congregación de los Ritos.