Llocura, ma non troppo
La penúltima de Teobaldo

Teobaldo Antuña
2023-07-15
Un novato en la Semana, encima del Caudal; una ocurrencia, venir desde la «zona deprimida», como la titula el inefable alcalde de Oviedo. «Habláronme bien de la Semana los compañeros de Xixón, quise probar y toi contentu; fechu el aprendizaje, pal añu que vien traeré novedaes».
Miguel Gallardo me insiste: «Pon que la jefa ye Eva Rodríguez, fue d’ella la idea de poner la barra, ye la que permite que esto exista». La Llocura llibrería-café se encuentra en el centro de Mieres, donde da pie a la tertulia, sea literaria o política. En el stand de la Semana nos encontramos con la primera opción; están de visita tres jóvenes escritoras que dan los primeros pasos en diversos frentes.
Laura Marcos compagina la actividad laboral con su mundo de poesía y cuentos en asturiano. Patricia Suárez usa por igual asturiano y castellano, empieza su tesis doctoral en filología. Ya se ha doctorado María Abril; mientras trabaja en la enseñanza escribe cuentos y poesía también en ambas lenguas.
Miguel interrumpe la entrevista: tiene que suministrar más libros para la firma de Ernesto Burgos, otro mierense que está triunfando con la biografía de Jesús Ibañez, bautizada hoy con Paco Taibo II como padrino. El revolucionario heterodoxo era natural de Urbiés (Mieres), si bien su madre lo echó al mundo en el penal de Santoña (estaba de visita, aclaro).
Después de la obligada pausa, me muestra publicaciones de las tres escritoras, con el cariño del librero orgulloso de sus vecinas. Patricia se había dado a conocer a través de Instagram y recibió la propuesta de una editorial de Valencia para publicar La genealogía de los espejos. Laura obtuvo el premio Fernán Coronas de escritura en asturiano en 2019 con Díes otros. Me llama la atención la elegancia de la portada de Lo que saben los árboles de María.
A las todas les gustaría dedicarse profesionalmente a la escritura, si bien en este momento están contentas de poder ejercitarse, ir adquiriendo una disciplina de trabajo. Consideran una suerte tener cerca una librería como La Llocura que las acoge y apoya; es una realidad que, en su opinión, cambió el panorama cultural de la villa.
No hay tanta llocura en los planteamientos de Miguel: está en la Semana porque sus amistades le animaron, considera que es positivo aumentar su visibilidad, está contento con los contactos con autores y editoriales, y le parece que al final tendrá «un rendimiento adecuado» en lo económico. No ha tenido ocasión de involucrarse en la programación, pero ya se ha tomado buenas notas para la siguiente edición. Bienvenidos sean, él y Eva, al grupo de forofos de la mejor y más original Semana Negra del universo.