Moscas, muertes y deontologías
2023-07-09
Inés sale en libertad después de quince años presa por haber asesinado a Charo, la amante de su exmarido. Su vida ha cambiado, igual que lo ha hecho la sociedad: el avance del feminismo, las leyes del matrimonio igualitario y del aborto, el lenguaje inclusivo. Inés, una ama de casa tradicional y a quien la maternidad no le resultó algo feliz, entiende que debe ser práctica y adaptarse. Aunque le cueste… Tal es la premisa de El tiempo de las moscas, de Claudia Piñeiro, que retoma en ella la historia de la protagonista de un libro anterior, Tuya. Su presentación fue una de las actividades que se celebraron ayer en la Carpa del Encuentro, en una tarde inaugurada por la presentación, junto con Begoña Piñero, de La banda del bótox, de Pilar Sánchez Vicente.
El tiempo de las moscas es —se contó en la presentación— una novela sobre la feminidad, sobre cómo hay «mujeres buenas y malas, mujeres que quieren ser madres y que no quieren ser madres»; una novela, también, sobre la muerte. Piñeiro, en conversación animada con Marta Robles, explicó el origen pandémico de la novela: «Durante la pandemia, en una Universidad en Argentina, ofrecían un curso online sobre entomología forense; el estudio de los animales aplicado a la resolución de los crímenes. Yo dije: “Éste es mi curso, no el de masa madre”. Me pareció fascinante esto de ver cómo los insectos, que son la vida que nace, viene a contar la muerte». Las moscas titulan el libro y están muy presentes a lo largo de él.
Piñeiro había sucedido como protagonista de la Carpa del Encuentro a Carlos Zanón, que este año viene a la Semana Negra con Cien formas de romper un glaciar: una recopilación de cien crónicas, de Barcelona a Buenos Aires, atravesadas por taxistas, bares, barrios, ciudades, mitos de la infancia, libros, películas, música familia; todo un «universo Zanón». El autor charló con Carolina Sarmiento.
Posteriormente, a las 19:30, llenó la carpa un ya viejo conocido de la SN, Jesús Cintora, para una hora de charla, de pie como acostumbra, sobre el valor del periodismo y de la honestidad periodística. «Mi abuelo», contó el televisivo periodista, «era tuerto, pero eso no quiere decir que yo mire solo con un ojo, y a mí lo que haga mal quien sea, lo digo». Desgranó Cintora la diferencia entre pensar y piensar, entre el sentido crítico de quien habla desde la libertad y el raciocinio y el piensar de quien «dice lo que dice porque está comprado, o para que defienda determinado argumentario, o que si le da la razón al otro necesita saber a quién vota».

Matanza de Atocha 1977: caso abierto, de Alejandro Gallo, fue la presentación efectuada seguidamente en la Carpa del Encuentro, con María de Álvaro acompañando al escritor, y la colaboración del Aula de Cultura de El Comercio. Una novela en la que el comisario Gorgonio es reclamado desde Asturias para apoyar en la investigación del asesinato de un sindicalista liberado, y, allí, un grupo de periodistas locales le convence para que les relate su participación en el grupo policial que investigó en 1977 la matanza de los abogados laboralistas. Gallo relató que quería analizar aquel suceso desde un punto de vista nuevo: «Ya se había escrito desde un punto de vista político, social, incluso desde la vivencia de los supervivientes; pero había algo que no se había escrito, y era cómo los policías habían hecho la investigación». No había, explicó el autor, «absolutamente ninguna pista cuando llegan al escenario del crimen. Estamos acostumbrados a ver, en CSI, la gran importancia del escenario del crimen, porque a partir de ahí vas a sacarlo todo: el ADN, las manchas de sangre, la posición… Sin embargo, en Atocha, cuando los policías llegan, no hay nada en el escenario del crimen. Incluso los taxistas habían entrado a llevarse a los heridos, incluso los barrenderos habían entrado. Cuando entran los investigadores, no hay nada más que sangre y casquillos de bala». La pregunta que Gallo trata de responder aquí, en una nueva novela protagonizada —en palabras de María de Álvaro— por «un policía más cercano a Valle-Inclán que a Chandler, y al Lazarillo que al Halcón Maltés», es «cómo son capaces de dar con los autores en un mes y medio, cuando no había absolutamente ninguna pista».
La tarde terminó en la Carpa del Encuentro con una mesa redonda sobre literatura del español en tiempos de cambios, que glosamos en otro artículo, y el primer concierto de la XXXVI SN: el de Aníbal Menchaca.