Nos llamaron de la radio
La penúltima de Teobaldo

Teobaldo Antuña
2023-07-13
«Yo no entiendo el verano sin la Semana Negra. La primera y más importante del mundo, de las que todos copiaron», afirma Pilar Sánchez Vicente, semanera declarada. Pablo Batalla, director de A Quemarropa, el diario decano de la prensa negra, que él no entiende Gijón sin la Semana Negra: «Mis padres me trajeron en carricoche a ver la llegada del Tren Negro en la primera Semana Negra; luego, de adolescente, venía a la parte festiva a tomar cachis; más tarde vendí libros en un stand, y ahora trabajo en la parte organización. Mis años son los de la Semana». El historiador Ernesto Burgos dice que «es el termómetro de la actualidad literaria».
Una invitación de Roberto Pato para que explicáramos en su programa Asturias al día (RPA) cómo iban las cosas este año. Yo no acudí, no me gusta aparecer en público; envié a mi amigo Miguel Ángel Fernández, que luego me falta al respeto diciendo que soy huraño y antisocial. Bueno, habrá que aguantar.
Destaca que este año están las carpas a rebosar de público, desde primera hora con los niños y los cuentos infantiles hasta las últimas actividades de la noche, al igual que los entretenimientos de la feria. Batalla: «En ocasiones algunos pusieron en cuestión esto de los caballitos, con ese elitismo que desprecia el entretenimiento popular, pero desde el principio se habló de conjugar el churro y el libro; hay sitio para todo, se benefician recíprocamente».
Hablemos de libros. Pilar Sánchez Vicente fue chica de portada en la Carpa de Encuentro con motivo de la presentación de su última novela, La banda del bótox, con performance y todo. Ernesto Burgos trae esta tarde su biografía sobre Jesús Ibañez, un militante obrero heterodoxo; hará la introducción Paco Ignacio Taibo II.
Estas páginas fueron objeto de comentarios. Pilar echaba de menos la versión en papel, «tan útil, que llevabas a la playa para ir enterándote de todo». Ernesto a los repartidores que recorrían Gijón con cada número. Miguel explica que se dejó de publicar con la pandemia y que le gustaría verlo de nuevo; justo ese aciago año del virus se demostró la capacidad de adaptación y de innovación de la Semana, con el periódico en digital y el invento de una televisión que supliera la ausencia de plazas para el público.
Explica Batalla que la retransmisión en directo dio un salto en la repercusión mundial de la Semana, la ligazón con los países americanos. «Cuando yo llegué al periódico me dijeron que A Quemarropa era la memoria del festival; lo que evita que todos estos momentos se pierdan en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Por sus páginas han pasado grandes firmas, algunos periodistas empezaron aquí su carrera; también a mí me hablan del papel y no me disgusta, pero hay que ver que la versión digital es más versátil, no hay tanta limitación de espacio para los artículos».
Miguel afirma que no comprende los ataques de otros años. «Desde el principio dije que los inventores y los conservadores posteriores merecían una medalla. De momento ya tienen dos». Un evento que trae cientos de miles de personas a Gijón es bueno para la cultura, para el turismo y para los negocios.
«En su editorial del primer número dijo Ángel de la Calle que la Semana tenía un compromiso ideológico con los derechos humanos: eso puede entenderse como un sesgo de izquierdas, pero en absoluto sectario; por aquí han pasado escritores de derechas que se han ido encantados y han repetido» (Batalla).
Pregunta Roberto Pato si la política española es una novela negra. Los comentarios giran en torno a la situación política, al interés de algunos para desprestigiar esta noble ocupación, nuestra obligación de fiscalizar a los gestores para que cumplan el programa; es Ernesto Burgos, que ha sido muchos años enseñante, el que pone el punto en la i: «Más bien se parece a una novela picaresca».