Rejuvenecer
2023-07-08
Ayer, como ya es tradición, la recepción en el Ayuntamiento coincidió con una boda civil, celebrada también en el consistorio. Son momentos bonitos, las bodas. Con sus clichés, pero una de esas ocasiones especiales, de despreocupada alegría en compañía de la gente a la que se quiere, que son lo que se recuerda cuando, al final de la vida, aposentat al cim dels anys como poetizaba Martí i Pol, se echa la vista atrás. Este director estuvo hace poco en una. Y allá vio una escena bonita. Fue ya en la sala de baile, después de cenar, con la gente despojada de las chaquetas, sudorosa ya, saltando y bailando. Los padres y los tíos de los novios veían a estos y a sus amigos saltar y bailar con las canciones de su generación. Rostros complacidos a la vista de la felicidad de sus hijos, pero cansados, algo aburridos. Miraban el móvil, charloteaban perezosamente. Pero de pronto empezó a sonar una de los Pecos. Y las madres, las tías, rejuvenecieron súbitamente. Comenzaron a saltar, a bailar a su vez, a hacer un cierto entrañable ridículo, a moverse como extasiadas colegialas del año ochenta, enamoradas, ya del rubio, ya del moreno de los Pecos. Un tío agarró el micrófono del DJ y se puso a cantar a gritos: «Háblame de ti, de tu ansiedad, de la eternidad». Ahora eran los hijos los que, parados, miraban complacidos la alegría de sus padres. Estos, durante unos instantes, volvían a tener diecinueve años, no había hijos, no había achaques, no era 2023, volvía a haber más vida por delante que por detrás, la música obraba el milagro, tiene el poder de obrar ese milagro, de hacerse cápsula del tiempo, de arrastrarnos su escucha a los pasados queridos, esos macondos a los que dice Sabina que nunca debiéramos tratar de volver, pero a los que, de esa manera efímera, sí que nos es dado regresar sin riesgo. Sin música, ya se sabe, lo decía Nietzsche, la vida sería un error. Y no es un error que la Semana Negra cometa. Acá siempre ha estado muy presente la música, y este año no es menos. La primera actividad de esta XXXVI edición ha sido la proyección de un documental sobre un músico, el propio Joaquín Sabina. Y en los próximos días habrá una sucesión de conciertos que este director les invita a no perderse. Saltemos, bailemos.