Voces de mujer

María Inés Krimer
2023-07-10
Escritores invitados a la SN hablan de la escritura de sus libros; de la chispa que la motivó, las procelosidades de su proceso de documentación o las dificultades y obstáculos encontrados durante la redacción y cómo se resolvieron, con vistas a aconsejar y ayudar a escritores noveles o que aspiran a serlo. Hoy, Fin de temporada, de María Inés Krimer.
Mi primera vinculación con el género negro viene de las historietas que leía de chica, desde la pequeña Lulú hasta el Tony o Misterix. Después aparecieron los policiales que papá traía de una biblioteca pública. Cuando me convocaron para la colección Negro Absoluto, volví sobre esas novelas y comprobé que mi entusiasmo seguía intacto. Incorporé otros autores mientras me preguntaba cómo podía sostenerme en esa tradición machista (no me sacaba de la cabeza el párrafo de las rubias de Chandler en El largo adiós). ¿Cómo posicionarme en el género? ¿Cómo crear mi propia voz? Hice varios intentos, ninguno me convencía. Hasta que me di por vencida, acepté confiar en mi tono de narrar que es, en última instancia, mi visión del mundo. Faulkner escribió Absalón, Absalón o Gambito de caballo, obras que pueden participar en el género negro. Lo que hizo fue imprimirle su estilo.
Creo que uno de los aspectos más interesantes del paso del policial deductivo al norteamericano es el lugar de la mujer. En el primero todas son víctimas, la madre y la hija de la calle Morgue, Marie Roget, la dama de la carta robada. En Chandler, son las asesinas. Digamos que para el padre y fundador del género, las mujeres destruyen a los hombres. Hemingway tiene un libro que es toda una declaración de principios: Hombre sin mujeres. Y no hay una sola mujer en Moby Dick. El género negro llevó el imaginario hasta el límite.
Rita Segato sostuvo que pese a que el feminismo ha avanzado de manera espectacular en cuanto a políticas de Estado, no parece haber sido tan eficaz respecto a lo que se está jugando en la subjetividad: el hombre hace adentro de la casa lo que el sistema le hace afuera. Como bien lo señala esta autora, hay una mirada rapiñadora sobre el poder. Rape, en inglés, es «violación». Nunca el lenguaje dijo tanto. Intento poner esa mirada en mis ficciones. En Fin de temporada, tercera parte de una trilogía (las dos novelas anteriores, Noxa y Cupo también fueron finalistas del premio Hammett) mi protagonista, Marcia Meyer, va a cubrir una temporada en Punta del Este pero termina involucrada en un homicidio. El escenario es el lavado de dinero. No soy ajena a los crímenes del capitalismo. Como Ismael, sobrevivo para contarlos.