En el curso del tiempo

Luis Sevilla
2022-07-14
Se dice de la fotografía que tiene con la realidad la misma relación que la huella con la pisada, el humo con el fuego. La huella existe porque antes hubo una pisada; no puede haber humo sin combustión. Lo que se fotografía siempre es —o, mejor dicho, siempre ha sido—una imagen de algo real; de algo que ha pasado. Por ese motivo, la memoria y el tiempo son dos conceptos que a menudo van ligados. Se puede decir que son dos caras de la misma moneda.
Estas fotografías son memoria: la de una época en la que Gijón va dejando de ser una ciudad fundamentalmente industrial. En las décadas de los ochenta y noventa del pasado siglo, se produce el desmantelamiento de gran parte del tejido industrial gijonés. Cierran, entre otros, Marítima del Musel, Astilleros del Cantábrico… En 1985 cierra sus puertas Astilleros del Cantábrico. A principios de 1991 entro con una cámara en sus instalaciones, en ruinas y a la espera de la piqueta que, pocas semanas después, las convertiría en un solar. En julio de ese mismo año ese solar albergaría la Semana Negra, en la que pude exponer las fotos que había hecho unos meses antes.
Para conocernos mejor, debemos ser capaces de saber de dónde venimos, cuál es nuestro pasado. Decía que la fotografía es memoria, pero en este caso no lo es de un instante. El título de la exposición, En el curso del tiempo, con el que quiero homenajear humildemente a Wim Wenders, alude a ese transcurrir. No hablamos de un instante, sino de ese tiempo que trascurre a lo largo de distintas épocas del astillero en funcionamiento hasta su cierre definitivo, desde el momento en que se hacen las fotos hasta que se exponen por primera vez. Y desde entonces hasta nuestros días.