Escribir de lo que no se sabe

Bibiana Candia
2022-07-14
Nueve escritores invitados a la SN hablan de la escritura de sus libros; de la chispa que la motivó, las procelosidades de su proceso de documentación o las dificultades y obstáculos encontrados durante la redacción y cómo se resolvieron, con vistas a aconsejar y ayudar a escritores noveles o que aspiran a serlo. Hoy es el turno de Bibiana Candia, autora de Azucre.
Sé que suena muy poco épico pero el principio fue pura casualidad. Una amiga mía, que sale citada en la última página de la novela, me contó la historia de los gallegos esclavos. Yo era muy escéptica al principio, pensaba que un suceso así debía de ser falso o al menos exagerado, que quizá habían sido solo unos pocos trabajadores los que habían tenido mala suerte pero, en ningún caso, un entramado empresarial amparado por el estado. Mi amiga, por suerte, insistió y me mandó un email con los primeros hilos documentales de los que tirar.
Después de echarle un vistazo al documental Gallegos por esclavos de RTVE y al portal xenealoxía.org, que habían sido las primeras indicaciones de mi amiga, me pasé un par de semanas inmersa en bibliotecas y archivos digitales buscando información y leyendo sin parar. Cuanto más profundizaba en el tema y más documentos históricos, prensa y artículos académicos descubría, más me daba cuenta de que todo había sido, no solo real sino también, un enorme escándalo que había afectado a más de mil setecientas familias en la Galicia de mediados del siglo XIX. Para colmo, los datos que lo demostraban ni siquiera estaban ocultos pero, por alguna razón que se me escapaba, esta historia no era conocida ni siquiera entre los gallegos.
En ese punto empezó a obsesionarme desentrañar el motivo por el cual esta tragedia no había quedado registrada en la memoria popular al menos para nosotros, herederos directos de aquella vivencia. Un pueblo como el gallego, que tiene una cultura atravesada por el recuerdo doloroso de la emigración y una fortísima tradición de literatura oral, debería haber destacado esta historia en su recuerdo.
Plantearme esta pregunta fue crucial, ahora lo sé, para decidirme entre escribir una novela o simplemente un artículo contándolo todo. Mi primer impulso, de hecho, fue recopilar los datos y publicar, en alguna de las revistas en las que colaboraba en aquel momento, un artículo o una serie de ellos donde expusiese de manera cronológica el resultado de mi proceso de documentación. Pero me di cuenta muy rápido de que no serviría para nada, yo no podía aportar nada nuevo.
Tal vez un texto muy bien documentado podría tener una mínima relevancia durante unos días, por lo impactante de la historia, pero no era suficiente para hacerlo perdurar. En este punto yo ya estaba convencida de que el lugar al que pertenece una historia de estas dimensiones, además de a los archivos históricos, es a la memoria y para eso iba a ser necesario apelar a los lectores de manera mucho más personal.
No conocíamos la historia de los gallegos esclavos porque ellos no nos la contaron. Disponemos desde hace más de un siglo de muchos datos, artículos y actas de cortes pero no de testimonios. Los documentos oficiales son importantes para los juicios, las tesis o la academia pero era necesario un relato humano de lo sucedido, reconstruir esa historia unicamente desde el punto de vista de sus protagonistas para insertarlo en la memoria popular, aunque sea tarde. Ese es el papel estelar de la ficción a la hora de enmendar a la realidad, no sirve como prueba de delito pero apela a la humanidad misma de los lectores y resulta más efectiva que mil informes.
Esta novela es un recordatorio para nosotros, que muchas veces miramos al pasado como algo totalmente ajeno, de que la historia de aquellos que nos precedieron es también la historia de nosotros mismos.
Se dice muchas veces a los aspirantes a escritor que hay que escribir sobre lo que se conoce bien pero yo no estoy de acuerdo. Hay que escribir sobre lo que no se entiende y, eso sí, empezar por lo que nos toca más de cerca abordándolo con la determinación de quien busca desentrañar un misterio. Así nació Azucre.