Mar de fondo
La penúltima de Teobaldo

Teobaldo Antuña
2022-07-14
Los vi rebasarme por la izquierda, decididos, con sendos palos sólidos, bien labrados y un gancho metálico de remate, a la entrada de la Semana. Pensé que habría un pedreru en el Natahoyo, propicio para el pulpo. Pues no, se pararon ante los contenedores de basura y se pusieron a revolver con aplicación.
Perfecto reflejo de esta sociedad, frente al sitio donde algunos venimos a solazarnos, otros buscan nuestros desperdicios para sobrevivir. Esto se parece más al Estado de la Nación que lo que unas horas antes se discutía en Cortes; se veía allí al Gobierno proponer iniciativas, y al partido de color verde guardiacivil decir que es lo de siempre: dar subvenciones a cambio de subir los impuestos a algunos.
¡Pues claro! Los impuestos son un arma política de primer orden para dar o quitar justicia social. Partimos de una situación preocupante y las cosas se van a complicar más. Unicef: «2’9 millones de niños en peligro de exclusión social»; Cáritas: «La pobreza se cronifica en los últimos años»; Cruz Roja: «Los que están a la cola de los alimentos son los nietos de los primeros que atendimos».
La carga impositiva recae sobre las espaldas de quienes vivimos de nuestro sudor: el IRPF, que nos retraen de las nóminas, el IVA, que nos sacan del monedero de la compra; sin embargo, las sociedades, esas que corporativamente reparten miles de millones a los accionistas, solamente contribuyen con el 6,9% a la recaudación estatal.
Mucha gente se está quedando al otro lado de la valla del sistema. Los africanos que intentan venderte pulseras y te regalan elefantes de la suerte, las africanas que adornan las cabelleras de las blancas…
…Bueno, no solo las cabezas. Esta tarde atendían la petición de un tatuaje de henna en el muslo de una de las señoras que han llegado al astillero desde el sur, pero de esta parte del Estrecho. Damas que se buscan la vida ofreciéndote romero, de paso que te prometen —previa atenta lectura en las líneas de tu mano— que la tuya será feliz, con una buena esposa que te querrá siempre y muchos hijos.
Otra de ellas, la más veterana, tenía una conversación con un visitante igual de veterano, cuyos términos revelaré mañana, en el capítulo gastronómico; como remate, la señora del romero le propuso matrimonio, el hombre no estaba por la labor. Decía su compañera: «así, sin dientes, no la casamos». Y es que los pobres somos feos; nos falta la dentadura, no podemos pagarnos audífonos, llevamos las gafas con cristales rayados, la ropa raída y fuera de moda. Y nos expresamos incorrectamente.
La pobreza intelectual es igual de aguda. Paseo entre los caballitos y veo pandillas de varones adolescentes ante dos cacharros compitiendo entre sí para decidir quién es el más bruto; en el primero golpean un saco de entrenamiento de boxeo, en el otro una pelota —que ayer ya estaba reventada—, no para una sutileza técnica ante el portero rival, sino para ver la dureza de la coz.
Así es que la señora presidenta de Madrid, segura de que con los pobres no se va a ninguna parte, va a trasladar las becas a los más ricos, que a lo mejor no son los que mejor las van a aprovechar, pero quedan mucho más monos en la orla. Encima de que se escaquean de pagar impuestos, chuparán de los nuestros.
No solo en la capital, también hay aquí corporaciones que nos preocupan. En la Pola de Laviana se ha celebrado un campeonato nacional de boxeo infantil con las bendiciones del Ayuntamiento. Resucita nuestro peor pasado, que nunca nos había abandonado, ciertamente; incluso el que asegura que la actividad de golpear a otro ser humano hasta derribarlo sin conocimiento es un deporte. Teniendo en cuenta el color político de quienes enseñan a los niños a partirse la cara, en adelante voy a llamarlo voxeo.
Recordemos que de esta Pola es nuestro presidente autonómico, que se educó en un colegio de monjas y, por ende, probablemente le parezca normal, instructivo, pedagógico y edificante, que niños y niñas reciban hostias. A mí me irrita, Adrián, qué quieres que te diga.
Hay temporal, que no amainará próximamente; sería conveniente revisar las amuras y poner el barco al pairo, porque además viene de estribor, y se puede apreciar una preocupante mar de fondo.